FELIZ AÑO NUEVO (ó románticos efectos secundarios)

No hubo mas fiesta que la de mi emoción que se incineraba


Desde el apresurado atardecer la gente ya corría presurosa por el mirador ingresando a las diversas tiendas y negocios mientras que algunos, con sus celulares trataban de registrar el momento tan especial junto con sus amigos o sus parejas, era algo normal pues era el último día del año y los preparativos tenían que hacerse a lo grande: con el clásico banquete y las peculiares tradiciones que rodean esta fecha tan especial. Así de alegres y festiva se encontraba la multitud, todos con alguna razón para celebrar y ser felices, excepto un extraño sujeto que se encontraba desde hacía muchas horas recostado en la larga baranda metálica apreciando como el sol y las nubes difuminaban las siluetas de los edificios de la gran ciudad pintando toso el ambiente de amarillo, naranja, rojo y bajo la bóveda celeste un azul que anunciaba la noche.
Pese que el mirador presentaba cualquier ocasión para sonreír, el no lo estaba, solamente miraba cabizbajo hacia el barranco de donde se desprendía pequeñas ramas y helechos que presentaban pocas hojas por el frío del clima. Su abrigo verde y sus abrigados pantalones negros le daban un aspecto muy triste y solitario, bajo su arremolinada cabellera negra y sus iluminados anteojos por el sol, todavía podía escuchar aquellas cálidas y a la vez húmedas frases que llegaban a sus oídos de rato en rato cuando veía fa una feliz pareja en la calle "Je t´aime".
Hasta ahora podía escuchar el susurro de sus labios tan sinceros y era para el un sentimiento raro, una mezcla de excitación, tristeza y melancolía que crecía con la caída del sol y la llegada de la feliz noche que se iluminaba gracias a los millones de postes de luz que tenía la ciudad, ademas de los farolitos de celofan amarillo y las decoraciones navideñas que se encendieron la baranda donde el joven se encontraba recostado., pero pese al calor que estas amanaban, él todavía tenía frío pues se cubría con ambos brazos mientras escondiendo las manos en las holgadas mangas de su abrigo.
Finalmente decido sali de ahí y caminar hacia su casa que no se encontraba muy lejos de ahí pues solo tenía que caminar hasta la abaratada tienda de víveres de Don Rigoberto  y doblar hacia la izquierda donde se hallaba una bonita escalera cubierto de azulejos mde tonalidades marrones, flanqueadas por barandas de madera que le daban un toque rústico a aquella colina donde las casas estaban repletas de gente a puertas abiertas, mezclándose en los diferentes niveles de la subida, adultos con botellas de alcohol en la mano y niños con chispitas mariposa iluminado así sus travesuras que él miraba a través de sus lentes con una mirada seca y vacía.
Cuadras iban y venía en aquella escalera interminable hasta que finalmente llegó a una calle un tanto angosta donde se escuchaba música bailable a todo volumen con gente corriendo o caminando en diferentes direcciones. Pero aquello no le importaba, lo único que el hacía era observar los diferentes números de las placas negras de las casas en donde sólo un número pudo despertar algún sentimiento en su rostro "586" que era el número de su casa, cuya puerta de madera de color verde se hallaba abierta bajo el adornado motivo de año nuevo.
Entrando con apresurados pasos a un callejón llegó a una pequeña explanada donde se podía ver, bajo la gruta de una virgen un poco quiñada por el tiempo un peculiar nacimiento hecho de pasto y cartón.piedra lleno de imágenes y un misterio policromado, al cual solamente atino a ver y santiguarse antes de que a el llegue su preocupada madre, una mujer de 45 años muy bien vestida, a su encuentro dándole un maternal beso de consuelo y llevándolo hacia su casa, de donde salía un bullicio lleno de risas, vivas a todo pulmón y uno que otro saludo de viejos familiares que no se conocían, pero peso a toda aquella alegría que se respiraba en la casi estrecha  habitación solamente podía ver la descubierta camisa de ella, su larga cabellera anaranjada y sus nacarados labios color carmesí y su radiante sonrisa que destilaban amor.
La cena para aquel entonces estaba servida  y una traviesa prima lejana se sentaba acercándose a el frotando su abdomen con el codo con alguna intensión, que el ni siquiera se daba cuenta.estando concentrado en comer el jugoso trozo de pavo en aquella adornada mesa llena de uvas, cremas, y el hermoso perol lleno de puré de manzana que una de sus tía se encargaba de distribuir a la familia.
¿Acaso su prima, que la recordaba tan pequeña en otro tiempo convertida ahora en una bella señorita podría ser una suerte de "consuelo" para su tristeza? ¿acaso el pecaminoso secreto de un escándalo sería suficiente para poder olvidar, como tanto quiso, aquel amoroso rostro que no solo le daba placer, sino abrigo y consuelo para su solitario corazón? las preguntas aumentaban con el pasar del tiempo y de la comida, que llegaba a su fin mientras faltaban pocas horas  para las doce y la algarabía en la casa aumentaba mientras el se preguntaba ¿dónde estará ella? ¿qué estaría haciendo? Lo único que sabía hasta ese momento era de que su prima lo tenía agarrado de la mano dirigiéndose hacia la blusa amarilla.
Cuando su primo llegó con los cuetecillos, inmediatamente todos sus sobrinos saltaron de la mesa y mancharon con la tierra del patio de la quinta sus limpias ropas mientras la pólvora se encendía y los explosivos iluminaban el cielo con múltiples colores, mientras que nuestro protagonista solamente se animo a encender una chispita mariposa que su prima cariñosamente le había ofrecido, el lo miraba mientras podía ver en ella la vela que le había regalado, un año atrás, a su enamorada en la hermosa casa de sus padres, allá muy lejos, quizás detrás del cerro lejano que podía ver desde una especie de balcón hecho con ladrillos donde podía ver a duras penas el mirador tapado por algunos arboles y los techos de las demás casas en donde las familias armaban los tripodes para colocar los parlantes y corrían en círculos con un maleta en la mano. Pero pese a toda esa distracción el nuevamente se concentró en la llamarada iluminada de la chispa que se extinga, por lo que decidió con la poca luz que tenía escribir el nombre de ella en el aire.
Su prima, muy recelosa había estado viendo desde hacía rato este triste espectáculo, aunque ella se mostraba más irritada que preocupada por llamar la atención de su muy queridísimo primo al cual le había agarrado un cariño demasiado especial desde que eran muy pequeños, como ella recortaba. Desde que iban juntos al colegio en la escuela mixta que se encontraba bajando la colina del mirador. Ella por aquel entonces era compañera y amiga de muchas aventuras que se suelen dar en la infancia aunque después (y como todos los demás) crecieron y se dedicaron a sus cosas y sus asuntos y así fue como ambos se alejaron, él estaba interesado por la literaturas y las artes y a ella le encantaba la ciudad, el dinero, las grandes ciudades por lo que ella decidió estudiar contabilidad, decidió cambiar sus gustos y ser una persona más sofisticada. Estuvo mucho tiempo de pareja con un joven aspirante a empresario pese a que era solo un simple empleado de la secretaría de la gerencia donde trabaja y a el lo había visto con una chica del cual solo se sabía que la encontró cuando su primo viajo a estudiar a París, recordaba ella que fue la primera vez que sintió celos, tristeza pero muy en lo profundo amor.
Ahora ella contemplaba al igual que su primo el anaranjado cielo de fin de año y de como su primo al parecer había sido arrojado al vacío a su suerte, quizás porque rompió con ella o porque lo dejó (era lo más probable) por lo que ella vió una oportunidad de calmar esa extraña duda que la estuvo atormentando los últimos meses, aunque no sabía si el podría fijarse en ella, pues llevaba un vestido ligero y corto un tanto ceñido al cuerpo.
¿Escucharía acaso el llamado de la seducción? ¿podría traicionar en menos de cinco segundos todo el apasionante recuerdo que guardaron los don tanto aquí como en la frígidas calles parisinas? Había sido descubierto por su prima y se encontraba acechando a la distancia ¡Rayos! pensaba ¡¿Qué puedo hacer para poder alejarla de mi encima?! pensaba mientras que uno de sus hermanos que estaba un tanto picado por tomar y compartir la cerveza que recién había traído le llamaba por su nombre y lo invitaba a unirse a la pequeña pero simpática reunión y lo alejaba del pequeño balconcillo.
Una vez que entro a esta pequeña reunión en circulo donde tomaban la cerveza con un solo vaso pasándosela de uno a uno, pudo notar a diferentes vecinos a quienes vagamente conocía pese a que viviesen cerca: al hijo del Sr. Gallegos, un estudiante de jurisprudencia de la universidad de quien se decía tenía una suerte de "romance" con una prostituta conocida como "Julianita": A "Koki" Manzanal, un mecánico que tenía un pequeño taller en la zona industrial de la ciudad, pelotero de barrio, amiguero y chabacano "amigo de todo mundo" ; a Arturo, uno de los primos del dueño de la tienda del mirados,  de piel pálida, delgado y alto, era el típico joven que tenía muchas admiradoras, pero debido a su timidez estas muestras de cariño de muchas muchachas rozaban con el acosamiento; finalmente estaba el primo Jorge, el que administraba las bebidas en cualquier reunión y en esta víspera de año nuevo no podía faltar.
El empezó de mala gana a tomar la cerveza mientras empezaba, por primera vez a hablar después de un largo silencio, aunque lo que dijo fue más que poco, nada. De todas maneras lo único que hacían los demás eran cortar sus narración con escandalosas carcajadas que hasta lo asustaban un poco de su continua meditación. Las palabras de reflexión sobre la vida no faltaron y las innumerables referencias a la "Universidad de la calle" así como las cajas de cerveza de distinta marca, así como los chiquillos que pedían plata para comprarse algún dulce, un cohetecillo o simplemente para el ahorro, por lo que nuestro amigo, cansado se dirigió, esta vez al misterio que se hallaba en medio del patio, al asecho siempre de su hechicera prima.
Luego de Guardar sus anteojos en el bolsillo de su abrigo y de acomodarse el pelo clavo su mirada en el nacimiento iluminado por distintas luces de colores y el hermoso misterio que su madre había restaurado con una capa de pintura el mes pasado. Era un espectáculo hermoso ver las casitas de cartón, los diversos animales y las cadenetas de colores que iluminaban el espacio, especialmente el angelito que cuidaba la gruta y tenía una inscripción en un lazo de terciopelo rojo con detalles dorados "Gloria in excelsis Deo" .
La inscripción le hizo recordar vagamente una que vio en un misterio en una pequeña ca´pilla de París que visitó con su enamorada cuando ambos estaban  en La Sorbona, por aquel entonces la música que acompaña este hermoso misterio era el de unos hermoso villancico cantado por un coro de niños. Claro que cuando (gracias al alcohol que había probado) regresó a la realidad y lo única que habían eran niños corriendo, y cumbia todo volumen, era algo trágicamente cómico para el poder darse cuenta de las diferentes realidades, pero al menos lo único que podía hacer era tratar de disfrutar un poco más su reciente buen humor de una pequeña embriaguez.
Su prima inmediatamente le dio un abrazo por la espalda mientras medio las manos en su abrigo verde buscando algo más que sus lentes en sus bolsillos, amorosa y tierna buscando algún sentimiento de cariño o de simplemente atencion, pero al parecer todo esto le era inútil, el se alejaba de nuevo a su casa mientras que todos reunidos empezaban a alistarse para el conteo regresivo, faltaban poco mas que 20 minutos para las 12 de la noche.
Muchas de las vecinas empezarona asalir con sus familiares con las copas en mano, mientras otros daban vueltas con maletas llenas de ropa y algunos saboreaban algo más que 12 uvas verdes o negras, el vino corría de boca ne boca por montones mientras que los diversos géneros de música se escuchaban en los parlantes, la bulla se tornaba armónicamente incesante mientras que los diferentes programas televisivos con sus respectivos especiales se preparaban para el momento culmen.
Todos los miembros de su familia, su madre, sus tías él y su prima que no dejaba de tomarle de la mano empezaron a encender chispas mariposas mientras al reloj solo le faltaban 5 minutos para iniciar una nueva etapa en el continuo ciclo universal.
Mientras todos con las luces de los inocentes pirotécnicos saliera a la calle, el mira al cielo pensando, tal vez si ella estaría mirando el mismo cielo, si estaría en el mismo lugar o si estaría con alguien al igual que él, pensando que en esta última noche donde las estrellas se ocultan para dar paso a los fuegos artificiales ella estaría pensando en el al menos.
Ahora todos en la calle junto a los vecinos de la pequeña quinta contaban llenando en sus ojos, sus copas, sus cohetes y sus uvas toda la esperanza de un nuevo año de éxitos así como la tranquilidad de dejar atrás las malas experiencias del año que moría cada vez más al sonido de  los relojes...
..El pasado atrás, se preguntaba él, pero ya era tarde, las manecillas empezaron a dar sus últimos acordes para el año que pasaba y empezaba así a nacer el nuevo año...

5,4,3,2,1

-¡Feliz Año Nuevo!- grito el junto con toda su familia y el cielo más que nunca se ilumino de azul, amarillo, verde, rojo, naranja, luces y sombras de colores mientras que se sentía un olor a petroleo y pólvora el el aire, los niños corrían de un lugar a otro, se abrazaban y los adultos empezaban a encender la música a todo volumen dardo sus mejore s pasos de baile, algunos tiraron sus copas a piso mientras que de todos lados salían cohetes y más cuetes que brillaban, chillaban y silbaban.  Los muñecos de ropa usada ardían a la distancia mientras los pobres perros ladraban sin cesar y corrían de un lugar a otro , así fue cómo en medio de todo esta algarabía le había dado un profundo y largo beso a su prima, mientras unas suaves lágrimas cían sobre su rostro y el de su prima, quien se apego a él y juntos entraron a la caza mientras todos tontamente bailaban y se divertían al rededor del muñeco de Año Nuevo y le arrojaban algún que otro pirotécnico. Los !Salud! y los !vivas! se oían por doquier mientras que la amada prima cerraba la puerta del pequeño cuarto de su primo y apagaba la luz, la ventada cuyo cristal tenía un diseño de curvaturas proyectaba gracias al fuego y a la luz un caleidoscopio de colores en toda la habitación.


Eran las tres de la mañana y cansado y agotado por toda la intensa agitación se abrigo la espalda con el vestido de su prima y se quedó pensativo, el cuarto era tan grande y tan amplio mientras las luces le daban un melancólico tono al ambiente a aquella soledad que, por primera vez, se había roto de aquella forma, la mañana, la tarde y la noche habían pasado tan pronto como la mañana llegaba, iban a ser las 5 y media de la mañana y el solo se echo de nuevo a su cama desnudándose otra vez mientras ella le abrazaba dormida,


Año que no has de volver
si ella mira la misma estrella
¿qué hago yo con ella?
Año que has de venir
si ella tal vez regresara
Nunca recordare la piel de Sara


-FIN- 


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