HAGIOGRAFÍA DE UN SUJETO ( ó la pregunta que no fue respondida)

 

Hay sombra cuando sale el sol

Había pasado poco tiempo desde que el se había dispuesto a tomar sus maletas e iniciar aquel ansiado viaje que le había prometido la compañía de seguros, después de que hubo ganado el sorteo del viaje por la televisión, Rómulo, como así se llamaba había estado esa noche en vela debido a un extraño sueño en la tarde donde por arte de magia y suerte si se le puede llamar vió en l.a puerte de cuatro casas los números 12. 45.32 y 33.
Fueron justo esos mismos números que salieron en la boleta de ganadores y por primera vez en su vida sintió que una entraña energía rodeaba su áurea y le daba una seguridad que nunca antes había sentido. Para colmo de la buena suerte aquel mismo día habían apostado un total de doscientos soles en contra suya a que no alcanzaba el ansiado viaje a las playas del norte, por lo que no solo sonrió con la noticia del viaje, sino que también lo hizo con la pequeña ganancia que obtuvo gracias a la incredulidad de sus amistades.
Pero de todas formas esto se podía decir que solamente es el simple relato de un sujeto cuya suerte es quizás demasiada para ser verdad, pero lo que ocurre aquí, en este punto inflexivo de la historia es que cuando el se encontraba en medio del camino al aeropuerto en el taxi el , sonriente debido al viento que salia de una ventana entreabierta, busco por alguna extraña razón algo en sus bolsillos (¿una llave, una moneda, dinero, tarjeta?) en eso halló algo, un extraño bulto en el asiento, ahí, escondido entre la silla y la puerta, mil dólares americanos, dentro de una bolsa negra, sus ojos se llenaron de brillos y sin duda alguna el aire se sintió aún mas fresco y apacible que de costumbre.
Un estacionamiento, un recorrido por la larga cola de cientos de locales y foráneos que esperaban pacientes con pasaporte, gente andando de aquí a allá, la eterna espera, la placa iluminada con cientos de signos y letras que indicaban el vuelo, pasillos van, pasillos vienes, finalmente un alfombrado pasillo y al fin el tan ansiado asiento que lo llevaría hacia su soñado destino paradisíaco.
Por lo demás está decir que nuestro amigo, por alguna gracia del destino se salió con la suya al poder pasar por la aduna el misterioso fajo de billetes, por lo que le permitió a aquel palaciego hotel donde desde la ventada de una cómoda habitación en un curioso silloncillo hecho de totora el se sentó y se puso a ver el hermoso paisaje que frente a sí tenía.
Se puso entonces a recordar muchas de las cosas que le habían pasado la última semana, aunque de hecho muchas cosas habían pasado la última, no solo lo referente al viaje y todo, sino con muchas otras cosas que paso aquí a enumerar.

El había tenido desde siempre una extraña racha increíble para hacer las cosas, le salían de una maravilla tal que parecían casi como así, un milagro hecho verdad, pues misteriosamente, cuando una vecina le pedía ayuda para reparar alguna tubería rota, alguna loza rajada e incluso algún instrumento, electrodoméstico o técnico era solucionado en segundos y de tal manera que pareciese que las cosas nunca habían sido dañadas alguna vez por lo que muchos le aconsejaban que ponga algún taller o centro técnico donde pudiese ganar aunque sea algunos soles más de los que ya tenía, naturalmente, su espíritu libre no le permitía sentir la presión de trabajo alguno por lo que siempre la respuesta era negativa.
Tal vez hasta este punto pensasen que nuestro amigo era un pobre y suertudo sujeto, bueno, en lo primero tienen razón, más en lo último hay que hacer algunas precisiones.
Desde la mañana, cuando cerraba el portón negro de su casa siempre encontraba, en la milagrosa vereda de al frente, siempre una moneda de un sol, nadie sabe cómo pero diariamente encontraba una moneda de la misma denominación, por lo que el se iba alegre a la tienda de la anciana Magnolia para pedir aquellos pequeños cartoncitos de lotería de la que era distribuidora autorizada. 
Feliz el salia luego de que le invitasen una gaseosa de vidrio con la que refrescaba su camino de regreso, la cual estaba siempre acompañada de cientos de saludos de todas partes, de los conocidos y vecinos por lo que su buen humor aumentaba.
Mientras tanto como a eso de las siete de la noche, se preparaba y encendía el televisor donde casi siempre realizaba la misma rutina, agarrar su doblada pero bien conservada cartilla y anotar los números que salían en la pantalla mientras la voz del presentador decía animosamente:¨¡Por el primer pozo  de 800 mil soles! ¡Por el segundo poso de 1000 soles! ¡Por el tercer pozo de 500 soles! y así hasta llegar al modesto pozo de 100 soles, pozo de la cuál muchas veces el ganaba, por lo que feliz y contento el se iba a los tres días a recoger la modesta cantidad, teniendo como curiosidad que su bolsillo era casi era imposible de abrir por otra persona que no sea él. Menuda era la suerte en esos días, pues casi siempre al día siguiente era l primera persona en poder llegar al mercado que se encontraba cerca de su cuadra y comprar el pollo más grande y fresco del vecindario y que por pura casualidad el podría acceder a las constantes yapas que le ofrecían las seseras de los diversos puestos multicolores que adornaban el mercadillo.
Al caminar hacia su casa y coincidentemente en esa misma acera encontraba monedas de las mas distintas denominaciones, que asi siempre guardaba en sus zapatos y recolectaba graciosamente en una jarra de vidrio que en su vida pasada había guardado los más diversos dulces.
Recordando aquellas recuerdos de su suertuda juventud se puso a dormir en el sillón de totora hasta que de repente interrumpieron a la puerta, comenzaron a tocarla con una firmeza que a el realmente le extraño, se empezó a levantar lentamente hasta llegar a la puerta de madera blanca y en eso dos personas se presentaron con trajes de oficiales, quienes, rígidos como dos postes eléctricos extendieron sus estáticos brazos mostrando sus credenciales. Uno de ellos se saco los lentes de tipo aviador y dijo:
- ¡Buenos días señor!  Tengo que comunicarle que tenemos que hacerle un par de preguntas acerca de un robo en el aeropuerto en Lima, espero nos acompañe para poder interrogarlo,-
Sin más ni menos lo tomaron de ambos brazos al consternado hombre y se lo llevaron de su apartamento y arrastrándose por los pasillos empezó a hacer una mueca que denotaba cada vez más angustia, al ver como su humilde y provechosa "buena suerte" se iba en contra suya mientras que los agentes entraron con él al ascensor que lo llevarían al primer piso, al lobby y de ahí al camión de patrulla para terminar en la comisaría.

Dos semanas después en todos los periódicos de Lima, se imprimía en todos los diarios el mismo titular, la gente de todos los rincones de la orbe empezaron a leerlo detenidamente y en el barrio de Rómulo, alguno de sus amigos que le tenían algo de sana envidia empezaron a leer a uno de los diarios que había colgado el canillita ni bien hubo abierto el quiosco:


¡PREMIO A UN PERUANO EJEMPLAR!

En el departamento de Piura un hombre identificado como Rómulo Benites descubrió, gracias al hallazgo de un paquete de menos de 1000 dólares a peligrosa mafia norteña dedicada al tráfico de terreno, el ciudadano fue premiado con una recompensa de más de dos mil dólares ofrecido por uno de los legítimos dueños afectados por esta banda, además de cederle un rico territorio donde horas después se confirmo la presencia de un yacimiento petrolero.


Fue agí que se confirmo lo que todos sabíamos: ¿Que suerte que tiene esste con....!

-FIN-

Comentarios