BOLETÍN LITERARIO N° 6 (MILAGROS, DESEOS Y SUCESOS)

La verdad es que es casi difícil escribir estas líneas pues mis actividades me han limitado un poco para poder hablar de las cosas y de mis sentimientos (de las cuales no quisiera hablar nada) pero por alguna razón de cuales yo desconozco, una energía me fuerza a que las llemas de mis dedos se conviertan en los mensajeros de mi corazón y mi mente, aunque con un podo de temor y de escepticismo por ello. Peso a todo esto, al menos hago algo para que no se llene el pozo de las ideas y aprovecho siempre el espacio en blanco para rellenar alguna de las cosas que tengo, peso a que tengo la sensación de tener un hijo y olvidarme de él por un largo tiempo, quizás tiempo, quizás siempre.

Sé que es algo triste de contar o de explicar, pero no los culpo, no culpo a nadie porque la responsabilidad siempre fue mía y de nadie más, lo que pasó al iniciar este mes fue una pequeña lectura rápida en un texto que parece haber salido de algún devocionario martirologio: "El poder y la gloria"  de Graham Greene, una suerte de retrato austero de una de las historias (aunque mejor dicho guerras) más inusuales de la que halla tenido noticia alguna: La guerra Cristera, una suerte de cruzada del siglo XX que aconteció muchos años después de la famosa Revolución del año 10. 

Paisajes austeros, personajes dibujados con un trazo tosco, al más puro estilo de las cintas americanas sobre el vecino país del sur, me hacer sentir un poco de incomodidad doble: la primera, por el retrato de una religión acorralada y en segundo por pensar en que la fe humana pueda constituir un problema para el desarrollo de una persona. Esto último era una de las cosas de las que no me gusta y me desagrada tratar, la ubérrima política.

Pero al menos y fuera de toda aquella circunstancia he de decir que es un tanto trágico saber que la gente de antaño empieza a creer poco en la fe y luego empiezan a creer poco en si misma, los sentimiento de la envidia y el corrosivo narcisismo crecen cada vez más y empiezan a controlar a alguien, suena triste y lo comprendo, pero no es algo de lo que pueda tener "fehacientes pruebas lógicas" aunque el testimonio propio para mí basta, estoy tratando de escribir sintiendo más que pensando.

He tratado de sentirme un poco más de lo que era, más, todo lo que se ha hecho no se puede rehacer, pues solamente nos quedan los parches y estos a la vista se ven imperfectos, cual burdas imitaciones de un limpio original. y esto es lo que pasa con esta reflexión, sobre esta prueba de fe, donde a veces las ateas razones de ser el centro del universo me segaron hasta convertirme en algo menos que un ser humano, ser solamente una cáscara pensante  que solo hace las cosas por una rutina que debe de cumplir, un ser que no tiene en quien depositar su confianza, en quien sentirse humilde y saber que es solamente un simple mortal más con unos talentos que cualquiera de buen cultivar puede desarrollar.

Es aquí donde, en la ecuación de mi vida, la aceptación de un depósito de esperanza se ha hecho evidente, la creencia de una energía que por medio de las finuras de los cálculos, las líneas de las cifras, el mecanismo de la naturaleza en su perfecta geometría y el pensamiento en su origen primordial me han permitido saber sobre el orden de las reglas del azahar y decir finalmente: hallé a Dios o Él me ha hallado a mí.

En este punto de mi vida a veces he temido que llegara este momento, pues sentía que no necesitaba esa idea para poder pensar en "otras cosas" cosas que a la largo no eran las cosas más saludables del mundo, pero que forman parte de mi crecimiento y desarrollo como persona lo que provocó una guerra cristera en mi interior, escuchando los vivas a la Revolución o los estruendosos !Viva Cristo Rey! tratando muchas veces en intentos casi suicidas de acallar esa voz.

Inutilmente,los pensamientos se esfuman y nada permanece, pues todo es tan cambiante ante la idea de una benefactora divinidad que me lo tomo con cautela. La vida anterior se que no es algo digno de mencionar pero al menos se podría decir que el tema de la salvación divina es tan grande pero tan difícil de abordar y de pensar, la verdad, esta guerra interior al igual que aquella historia del país norteamericano me hace pensar en la corrupción y los líos en la que termino, aunque si no fuera por ello, la fecundidad creativa no hubiera fluido en el país azteca. Los riesgos  se corren pero es importante saber que la permanencia de la fe tiene una gran recompensa, así que de eso se podría tratar el tema de este mes, mes morado, mes de milagros, mes de tradición, aunqu eesa es harina de otro costal o tal vez de otro turrón.

Y ahora para ejercicio de la relajación les dejo con esta breve pieza de Gnossiennes (en 6 partes) una para cada una de las dulces horas del sueño madrugador:







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